Retocar nuestras fotografías se basa en gran medida en saber gestionar el color y el contraste de las mismas. Sin embargo, en ocasiones empleando el formato RAW las imágenes queda lavadas, grisáceas y planas y no somos capaces de encontrar una solución efectiva para gestionar el contraste. Por eso, hoy os damos un pequeño consejo empleando el histograma con el que cuadrar los blancos y negros de una imagen.
¿Qué es el contraste?
En primer lugar, deberíamos saber qué es el contraste por definición. Es la diferencia entre el punto más negro de la imagen y el punto más blanco, lo que viene a decir que una fotografía sin una buena gama de grises suele ser una imagen contrastada. En el histograma, apreciamos que a la izquierda se disponen los tonos oscuros mientras que a la derecha se disponen los tonos blancos, mostrando las clásicas montañitas típicas de un histograma.
Estas montañitas nos indican la cantidad y fuerza de tonos que tenemos en una imagen según su lugar, y es también un indicador genial para saber más o menos si hemos acertado la exposición de una imagen, especilmente cuando realizamos sesiones exteriores diurnas y la luz del sol hace inútil la pantalla más allá que para previsualizar el encuadre.
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